El bruxismo consiste en el rechinamiento inconsciente de los dientes y mandíbula, generalmente por la noche, produciendo el desgaste y pérdida de dientes, y en ocasiones dolor muscular.
Aunque el factor principal de este tipo de hábitos es el estrés, también puede contribuir a su aparición la alimentación, las posturas que adoptamos o la incorrecta alineación de los dientes.
El bruxismo es un hábito involuntario, por lo que es muy importante hacer un diagnóstico rápido. Detectándolo a tiempo las consecuencias se pueden minimizar.
Recomendada para pacientes con bruxismo nocturno. Se provee una funda transparente que se ajusta a la dentadura durante la noche, para relajar la articulación y evitar el rechinamiento de los dientes y el desgaste del esmalte.
En el caso de un bruxismo avanzado con gran desgaste dental, recomendamos una rehabilitación con piezas dentales para recuperar la posición articular y remodelar las superficies de masticación de los dientes.
En la primera consulta del paciente analizamos su dentadura para comprobar la presencia de cambios, desgaste en los dientes, anomalía o daños en el hueso. Por medio de radiografías y fotografías, diagnosticamos cuál es la dolencia o problema, y determinamos, si en efecto, se trata de bruxismo.
Una vez que identificamos que nuestro paciente sufre de bruxismo, pasamos a estudiar las causas de ese posible hábito y las rutinas de nuestro paciente con su cuidado dental. En este estudio podemos detectar otros trastornos dentales que causan un dolor similar.
En muchos casos, no es necesario un tratamiento, debido que se puede superar de forma voluntaria. Sin embargo, en caso de tener que tratarlo para evitar el daño de los dientes o el dolor mandibular, aplicaremos uno de los dos tratamientos anteriores (el protector dental o las prótesis de reparación).